Online Comunities. José Luis Brea
Dialogicidad telemática
Una premisa esencial en relación al ciberespacio es que la comunicación a través de computadoras tiende a ser altamente interactiva y trae consigo la existencia de un sistema de comunicación paritario y horizontal. Por ende, la ausencia de presencia efectiva (y afectiva) del socius con quien se intercambian los mensajes y la ausencia espacio-temporal es compensada con lo que Kramer (1997) ha denominado dialogicidad telemática ; según esto, la utilización de la tecnología acorta las distancias y relativiza los tiempos.
A raiz de su intervención en la Ciudad de México, Eduardo Kac se refirió a sus trabajos más recientes en materia de arte genómico, pero asimismo hizo un recuento de sus anteriores planteamientos en el campo del arte interactivo y telemático. A partir de esos conceptos y de los escritos contenidos en su sitio web, continuamos el recuento que iniciamos en la edición pasada sobre las propuestas innovadoras de este artista investigador.
Kac (2000) ha sostenido que Internet interviene profundamente sobre nuestro sentido del yo y de los otros: así, la distancia física es eliminada por las nuevas tecnologías en función de la familiaridad y el acceso a objetos e ideas lejanas, por un lado; pero, a su vez, es reafirmada por la conciencia de la distancia y la acción de los filtros culturales durante la percepción.
Al respecto, expresa Kac que en la búsqueda de nuevas posibilidades estéticas ha utilizado dos estrategias, que son la hibridación de tecnologías y la exploración de aspectos ocultos del nuevo paisaje mediático. Su intención es utilizar los medios de telecomunicación, aquellos controlados por entidades privadas o gubernamentales, con el fin de romper su lógica unidireccional y estar en capacidad de crear, en el plano de lo real, un nuevo tipo de experiencia que dé preferencia a las formas democráticas y dialógicas.
“Interfaces" fue un intercambio en vivo que tuvo lugar en diciembre de 1990 entre un grupo de artistas de Chicago y otro en el Center For Creative Inquiry, en la Carnegie-Mellon University, Pittsburgh. La pieza exploraba dinámicamente la formación y disolución de identidades en línea, mediante una conversación visual y verbal entre dos personas.
A finales del siglo XX, las nuevas formas artísticas hacían uso la tecnología para abordar un concepto emergente del potencial humano, expandiendo más allá de las barreras espacio-temporales el alcance de la presencia humana en tiempo real. Por vía de presentaciones, sistemas e instalaciones efímeras, este nuevo arte se desarrolla en los ámbitos del paisaje mediático y la vida en la red, de las interfaces entre el cuerpo humano y los ordenadores, y de otros dispositivos electrónicos.
Vemos el surgimiento de una nueva estética originada en la sinergia de nuevos elementos no formales, como la coexistencia en espacios reales y virtuales, la navegación telerrobótica, la sincronía de acciones, el control remoto a tiempo real, el control compartido de telerrobots y la colaboración a través de las redes.
Insiste en resaltar que la red no es como una transmisión televisiva. Estar en Internet no es algo parecido a transmitir un programa por el espacio, a pesar de las demostraciones comerciales y destrezas tecnológicas como bajar las páginas Web vía satélite y la transmisión de televisión a través de la red. Pero una red es otra cosa: un sistema complejo en el que las acciones de unos afectan directamente a todos los demás, sean conscientes o no de ello, y no sólo en cuanto a una posición exclusiva de contenido; puede suceder, por ejemplo, que si un participante tiene un módem lento provocaría que una vídeoconferencia se quedase atascada.
También expresa que está surgiendo una nueva estética a partir de la experimentación artística con el control de telerrobots, la coexistencia en espacios reales y virtuales, la sincronía de acciones, el control remoto a tiempo real, las interfaces hombre-animal-planta-robot, y la colaboración a través de las redes.
Vendría bien, aquí, volver los ojos atrás para revisar cómo se han desovillado los hilos de la realidad virtual y la telepresencia. En 1958, la Philco Corporation desarrolló un sistema basado en un dispositivo visual de casco controlado por los movimientos de la cabeza del usuario.
En 1966, M . W. Thring del Queen Mary College de la Universidad de Londres, como continuación del trabajo del norteamericano J. W Clark sobre "máquinas teleárquicas" ( telearchic machines ) daba una definición de sus dispositivos técnicos: "el hombre puede realizar operaciones complejas en un lugar en el que (por falta de seguridad) no le es posible estar personalmente presente" (Maldonado, T., 1994).
La "telepresencia" o "teleexistencia" logra que las acciones (manipulaciones y/o movimientos) del usuario dentro del espacio virtual sean reproducidas en tiempo real en el espacio real. Las máquinas teleárquicas tienen su continuación en los proyectos desarrollados junto a la robótica y a la realidad virtual (VR).
En el inicio de los 60, Ivan Sutherland y otros crearon el casco visor HMD mediante el cual un usuario podía examinar, moviendo la cabeza, un ambiente gráfico. Simultáneamente, Morton Heilig inventó y operó el Sensorama .
Para 1969, Myron Krueger creó ambientes interactivos que permitían la participación del cuerpo completo en eventos apoyados por computadoras.
En 1969, la NASA puso en marcha un programa de investigación con el fin de desarrollar herramientas adecuadas para la formación, con el máximo realismo posible, de posteriores tripulaciones espaciales.
En el inicio de los 70, Frederick Brooks logró que los usuarios movieran objetos gráficos mediante un manipulador mecánico.
A fines de los 70, en el Media Lab. del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), se obtuvo el mapa filmado de Aspen, una simulación de video de un paseo a través de la ciudad de Aspen, Colorado. Un participante podía manejar por una calle, bajarse y hasta explorar edificios.
Actualmente, la realidad virtual se plasma en una multiplicidad de sistemas, entre los cuales el más conocido es el que ha desarrollado la empresa norteamericana VPL Research (Visual Programming Language), con la que la NASA trabaja en estrecha colaboración en el desarrollo de sus propias aplicaciones.
Se ha creado una arquitectura básica para el desarrollo de una variedad casi ilimitada de laboratorios virtuales. En ellos, los científicos de muy diversas disciplinas pueden penetrar en horizontes antes inalcanzables en virtud de la posibilidad de estar ahí: dentro de una molécula, en medio de una drástica tormenta o en una galaxia inconmensurable.
Tras un impulso espasmódico en el primer lustro de los años 90, la realidad virtual se ha decantado a los usos prácticos que tuvo desde sus inicios. Responde así a la metáfora de un "mundo" que contiene "objetos" y ejecuta sus operaciones mediante reglas de juego que varían en flexibilidad según su compromiso con la Inteligencia Artificial.
Telepresencia: la propia presencia en un espacio lejano
La telepresencia implica, obligadamente, un grado de inmersión que involucra el uso de control remoto, pero tiene características propias lo suficientemente discernibles como para asignarle una clasificación particular.
Time capsule, rayos X de la pierna
Para Kac (1998) la palabra telepresencia se refiere a la experiencia sensorial de su propia presencia en un espacio lejano. Coincide con Kim & Biocca (1997), quienes definen telepresencia como el sentimiento que tiene el perceptor de estar presente en el ambiente mediático generado por la estimulación audio-visual y simultáneamente de no estar presente en el entorno físico que lo circunda. Tiene a su entender dos dimensiones:
2. Partida: Sensación muy intensa de "no encontrarse aquí" en el ambiente físico. Sucede cuando el individuo experimenta la sensación de que aquel y el monitor desaparecen como elementos mediadores y se encuentra recorriendo el ambiente virtual. En el caso de videojuegos que apelan a la realidad virtual, esto se incrementa mediante el uso de visores que concentran la atención y dan al espectador la sensación de "haber partido" del lugar donde realmente se encuentra.
A estas alturas ya resulta evidente que las características de la tecnología empleada y su vinculación con el sistema sensorial del usuario influyen decisivamente sobre las condiciones de la telepresencia. Para Steuer (1993) existen dos dimensiones tecnológicas que condicionan la telepresencia:
1. Vividez: Habilidad de la tecnología para producir un ambiente mediatizado sensorialmente rico.
2. Interactividad: Grado en el cual los usuarios pueden influir en la forma o contenido del ambiente mediado por la computadora
Cada una de estas dos dimensiones tiene los respectivos componentes que explican las características psicológicas de la telepresencia.
Prosigue Kac: La telepresencia y la realidad virtual son dos de las nuevas tecnologías que han abierto nuevas áreas de experimentación artística. La investigación científica sobre telepresencia se ha centrado en la telerrobótica y el telecontrol.
El desarrollo de tecnologías comerciales de realidad virtual ha permitido alcanzar un nuevo nivel de interacción entre seres humanos y ordenadores, permitiendo a los individuos experimentar un entorno completamente sintético desde perspectivas ajenas o de inmersión. Cuando se han usado de modo radical, como gesto conceptual que critica determinados aspectos del mundo de los medios y de la vida contemporánea, los híbridos de ésta y otras tecnologías han ayudado a los artistas electrónicos a trazar nuevos derroteros para el arte.
Por lo tanto, vamos hacia un futuro en el que la telepresencia y la realidad virtual estarán más integradas de lo que están hoy en día. Esta integración permitirá realizar acciones que tendrán lugar dentro de un entorno virtual inmersivo a fin de interferir en una realidad física y viceversa. Lo mismo puede decirse en relación con el uso de estas tecnologías en el arte.
La realidad virtual se apoya en el poder de la ilusión para dar al observador la sensación de estar realmente en un mundo sintético. La realidad virtual hace perceptivamente real lo que de hecho sólo tiene una existencia virtual (es decir, digital).
Por el contrario, la telepresencia transporta a un individuo de un espacio físico a otro, a menudo a través de una conexión de telecomunicaciones. Las telecomunicaciones y la robótica pueden unir la transmisión y la recepción de señales de control de movimiento con el feedback audiovisual, táctil y de fuerza. La telepresencia virtualiza algo que en realidad tiene una presencia física y tangible.
Los mundos digitales o sintéticos pueden llegar a ser equivalentes a realidades tangibles, ya que tanto la tecnología de la telepresencia como la de la realidad virtual pueden proyectar acciones humanas más allá de su alcance inmediato ordinario.
La serie de instalaciones Ornitorrinco: work in progress
Ornitorrinco in Eden, la etapa de 1994 del experimento de telepresencia, telecontrol y robótica iniciado con el nombre de Ornitorrico en 1989
La serie de instalaciones Ornitorrinco es una colaboración en continuo desarrollo llevada a cabo entre Kac y el diseñador de hardware Ed Bennett. Esta colaboración, centrada en un proyecto artístico de telepresencia a largo plazo y sujeto a constantes cambios, comenzó en 1989 a partir de concepciones y bocetos iniciales realizados en los años anteriores. Mediante Ornitorrinco, la idea era unir tres áreas de investigación estética que habían permanecido vistas como ámbitos artísticos separados: la robótica, las telecomunicaciones y la interactividad.
El proyecto Ornitorrinco fue pionero en los campos de la telerrobótica y la telepresencia en el arte hacia 1989 -antes de Internet- como el primer sistema que permitía a los usuarios en espacios públicos y privados tener acceso remoto a un robot inalambrico y plenamente móvil y hacer cambiar su ubicación (teleoperación) por vía telefónica. Hacia 1994, un año después de la explosión de Internet, Ornitorrinco también se incorporó a la red.
Los antecedentes del proyecto datan de 1984, cuando Kac intentó en Río de Janeiro un proyecto de telepresencia denominado "Cyborg", que abarcaba tres galerías diferentes con objetos en control remoto. No pudo realizarse debido a problemas técnicos.
Ornitorrinco in Eden, control de movimiento
En 1986, Kac trabajo con telerrobótica controlada por radio en el marco de la muestra "Brasil High Tech", realizada en el Centro Empresarial Río, de Río de Janeiro. Kac utilizó un robot antropomórfico de casi dos metros de alto que hacía las funciones de anfitrión y conversaba con los visitantes en tiempo real. La voz era de un humano transmitida por radio, quien también operaba al robot sin ser visto por los visitantes.
Para 1 989 inició Kac su colaboración con Ed Bennett, en Chicago. Como resultado, fue diseñado y construido Ornitorrinco, con un metro de ancho y 50 centímetros de altura 8 (más su antena extendida).Se establecieron los fundamentos de la topología de la red del telerrobot (incluyendo el uso de teléfono ubicuo y señales de DTMF para control de movimiento en tiempo real).
Los experimentos de telepresencia desde teléfonos públicos y privados fueron promovidos por Kac y Bennet a lo largo del año.
La "Experience 1" de Ornitorrinco, como primer trabajo de carácter internacional, tuvo lugar en 1990 mediante una liga entre Río de Janeiro y Chicago: desde Río, Kac controlaba a Ornitorrinco en Chicago por vía telefónica. En 1993 fue presentado "Ornitorrinco on the Moon", entre The School of the Art Institute of Chicago y la Kunstlerhaus (Graz, Austria), en el contexto de la exposición "Beyond Borders", donde se instaló una estación pública de telepresencia conectada con el ambiente de Ornitorrinco en el área de Electrónica y Kinética de The School of The Art Institute of Chicago. Los participantes en la Kunstlerhaus usaban una sola línea telefónica y un videófono para el control de movimiento y, al mismo tiempo, la respuesta visual y auditiva.
El punto de vista del Ornitorrinco
La instalación de telepresencia Ornitorrinco in Eden , en 1994, integró todos estos elementos simultáneamente. Como hemos visto hasta aquí, Ornitorrinco es el nombre de una serie de instalaciones de telepresencia en continuo desarrollo, y también del telerrobot utilizado para llevarlas a cabo. Al principio se escogió esta palabra como nombre para el telerrobot debido a la naturaleza única del animal al que designa, que es popularmente considerado un híbrido de ave y mamífero. (Ver: Kant y el ornitorrinco , U. Eco, 1997) El objetivo era plantear el parentesco entre lo orgánico (animal) y lo inorgánico (telerrobot).
Había dos estaciones de telepresencia en Seattle y una en Lexington (KY), mientras Ornitorrinco seguía en su ambiente en Chicago. La obra consistía en tres nexos de participación activa y múltiples nexos de observación en todo el mundo. Espectadores anónimos de varias ciudades estadunidenses y de muchos países (incluyendo Finlandia, Canadá, Alemania e Irlanda), que recibieron información sobre el acontecimiento mediante un administrador de listas de correo (LISTSERV) y el boca a boca, se conectaron y pudieron navegar por la instalación remota en Chicago desde el punto de vista del Ornitorrinco.
El telerrobot Ornitorrinco, móvil e inalámbrico, que se encontraba en Chicago, fue controlado en tiempo real por participantes anónimos que estaban en Lexington y Seattle. Los participantes a distancia compartieron el cuerpo del Ornitorrinco simultáneamente. Mediante Internet, vieron la instalación remota a través del ojo del Ornitorrinco. Los participantes controlaron al telerrobot simultáneamente a través de una conexión telefónica normal (conferencia telefónica a tres) en tiempo real.
Aspecto de la instalación de telepresencia "Ornitorrinco in Copacabana",por Eduardo Kac y Ed Bennett, 1992
El espacio de la instalación estaba dividido en tres sectores conectados entre sí. El tema visual predominante era la obsolescencia de los medios que habían sido considerados, anteriormente, innovadores, y la presencia de esos medios en nuestro paisaje tecnológico. Se usaron discos en desuso, cintas magnéticas, tarjetas de circuito y otros elementos, sobre todo por su forma, su textura y su escala externas, más que por su función.
Se colocaron pequeños objetos en puntos estratégicos del espacio, incluyendo globos de plástico que el telerrobot literalmente empujaba de un lado a otro, un objeto circular autopropulsado que colgaba del techo y se movía de forma impredecible, un pequeño robot inmóvil de ojos brillantes que, al ser examinado desde más cerca, resultaba ser un abanico giratorio, y un espejo que permitía que los participantes se viesen a sí mismos como el telerrobot Ornitorrinco. Este tipo de objetos proporcionaba al espectador inesperados encuentros a lo largo del recorrido de su exploración del espacio, y ayudaba a conseguir la atmósfera sugerida por este paraíso de obsolescencia.
La conciencia mutua de los participantes compartiendo el cuerpo de Ornitorrinco revela ya la significación social (y política) de tal experiencia. Incapaces de controlar el cuerpo únicamente en sus propios términos, los participantes tienen que cooperar para que pudiera procederse a la navegación.
En el nuevo contexto interactivo y participativo generado por esta instalación de telepresencia a través de Internet, tuvieron lugar encuentros comunicativos, no a través del intercambio oral o verbal, sino a través de los ritmos resultantes de la implicación de los participantes en una experiencia compartida mediatizada.
El espacio electrónico convertido en un medio de actuación
Los espectadores y los participantes fueron invitados a experimentar juntos, en el mismo cuerpo, un espacio remoto inventado desde una perspectiva diferente a la suya propia, suprimiendo temporalmente las bases de la identidad, el emplazamiento geográfico y la presencia física. Dado que la pieza se experimentó a través de Internet, cualquiera en el mundo que tuviese acceso a la red podría verla, disolviendo las paredes de la galería y haciendo la obra accesible a audiencias mucho mayores. Con Ornitorrinco hicimos que el espacio electrónico dejase de ser un medio de representación para convertirse en un medio de actuación.
Con los nuevos satélites de órbita baja, los ordenadores que se pueden llevar puestos y las antenas parabólicas portátiles, los dispositivos retinales virtuales, los teléfonos de muñeca, el vídeo holográfico y toda una plétora de nuevas invenciones tecnológicas, continuarán proliferando los nuevos medios, pero ello no puede considerarse de ningún modo como una garantía de un salto cualitativo en las comunicaciones interpersonales.
Ornitorrinco in Eden crea un contexto en el que unos participantes anónimos perciben que únicamente a través de su experiencia compartida y su colaboración no jerárquica se construye una nueva realidad, poco a poco, o casi frame by frame. En esta nueva realidad, las distancias espacio-temporales pasan a ser irrelevantes, los espacios virtuales y reales se convierten en equivalentes, y las barreras lingüísticas pueden borrarse temporalmente en favor de una experiencia común potestativa.
La combinación de la ecología local con la ciberesfera fue percibida de diversas formas por los espectadores y los participantes en todo el mundo, según el tipo de acceso que tuviesen. Esto sugería claramente que el paisaje mediático -el entorno altamente tecnológico en el que vivimos- modula y define nuestra percepción de la realidad. Lo que nos hace darnos cuenta de las desigualdades causadas por la tecnología, y -lo que es todavía más importante- de que la realidad es negociación y nunca es la misma para todo el mundo.
REFERENCIAS:
SISTEMAS AUDIOVISUALES ORIENTADOS A LA SIMULACIÓN EN EL SIGLO XX, Fernando R. Contreras Medina, Universidad Católica de Murcia (UCAM) mailto:fmedina@cica.eshttp://www.cica.es/aliens/gittcus/fediciem.html
TELEPRESENCIA EN INTERNET: NI TAN LEJOS NI TAN CERCA, Amaro La Rosa Pinedo, outbind://9/Escritorio/amaro@unife.edu.pe
LA REALIDAD VIRTUAL , Javier B. Galeano G., mailto:javier3103@cantv.nethttp://www.monografias.com/trabajos4/realvirtual/realvirtual.shtml ORNITORRINCO Y RARA AVIS. EL ARTE DE LA TELEPRESENCIA EN INTERNET , Eduardo Kac Publicado originalmente en edición especial de la revista Leonardo , Vol. 29, N. 5, 1996, pp. 389-400, con un apéndice técnico por Ed Bennett. Desde 1996 diferentes versiones de este artículo han aparecido en libros y revistas en los Estados Unidos de América, Brasil, Rusia, España y Alemania. La versión al español que utilizamos aquí fue traducida por Mela Dávila y publicada originalmente en el libro "Ars Telemática - Telecomunicación, Internet y Ciberespacio", Claudia Gianetti (ed). Barcelona, L'Angelot, 1998.
TELEPRESENCE ART , Eduardo Kac. Publicado originalmente en Artforum , Septiembre 2001, p. 42.
TELEPRESENCE AND BIO ART - NETWORKING HUMANS, RABBITS AND ROBOTS, Eduardo Kac. Prólogo por James Elkins. Ed. University of Michigan Press, 2005. * Foto Título página: Detalle de la instalación de telepresencia "Ornitorrinco on the Moon" por Eduardo Kac y Ed Bennett, 1992
Sitio web de Eduardo Kac http://www.ekac.org/index.html
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